Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría.
Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría.
Te exaltaré, SEÑOR, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.
El SEÑOR gobierna las aguas de la inundación; el SEÑOR gobierna como rey para siempre.
Pero yo estoy convencido de que llegaré a ver la bondad del Señor a lo largo de esta vida.
No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable, porque tú eres misericordioso, oh SEÑOR.